lunes, 27 de febrero de 2023

In memoriam

 

               Juan Muñoz, Belén y Maruja en el colegio Ángel León


"Pues señor: esto eran veinte frailes que vivían en un convento muy antiguo, cerquita de Salamanca. Todos llevaban la cabeza pelada, todos llevaban la barba muy blanca, todos vestían un hábito remendado, todos iban en fila, unos detrás de otros..."  Todos iban despelujados y agotados detrás de Juan.
- Bueno, ya hemos llegado  -dijo Juan Muñoz tomando aire-.
Juan golpeó con la aldaba la puerta del cielo y San Pedro se asomó preguntando:
- ¿Quiénes sois?
- Yo soy Juan Muñoz y estos son los frailes de mi convento.
- Bueno, faltan fray Perico y fray Calcetín,  porque el borrico se ha cansado de tanto subir y se han parado a hacer autostop - dijo Fray Cucufate, el del chocolate-.
- ¿Podemos entrar? -preguntó Juan-.
- Tú sí, los demás se vuelven a la Tierra, que no son reales -afirmó San Pedro-.
- ¿Y qué hacemos nosotros allí sin Juan?- preguntó fray Olegario, el bibliotecario.
- Pues hacer reír a los niños - sugirió Juan-. Ahora que no estoy yo alguien tiene que hacerles reír. Un abrazo, que hay que cerrar la puerta,  que se escapa el gato.
- ¿Pero qué es eso que asoma por allí? - preguntó San Pedro.
- ¡ Es el "Salmonete"! - gritaron entusiasmados los frailes.
- ¡Juan, Juan, coge el garfio, que ya llegamos!, -gritó el pirata Garrapata lanzando un garfio que el escritor cogió hábilmente. Con un tirón, hizo llegar en un santiamén el barco cargado con Garrapata, Floripondia, toda la tripulación... y fray Perico y su borrico, los autoestopistas.
- Un ablazo -dijo el chino llorando-. ¡Demos todos juntos un ablazo a Juan!
Frailes, borrico, piratas, armadura... corrieron a dar un abrazo  a Juan. Hasta el barco sacó sus brazos para abrazar a todos. No se dio cuenta de que con la mesana tiraba al chino al suelo y le pisoteaban todos... Menos mal que Juan, siempre solícito a sus creaciones, le recogió del suelo y le abrazó con la misma fuerza que todos lo hacían.
- ¡Venga, vamos, Juan! -apremió San Pedro-, que si seguís así no tendré fuerzas de decir a estos personajes que se vayan.
- Siempre os recordaré, hijos míos - dijo Juan cruzando la puerta del cielo-.
Los frailes, Garrapata, Floripondia, Carafoca, Chaparrete... se miraron en silencio largamente. De pronto, fray Perico golpeó la aldaba con fuerza y gritó:
- ¡Corred, todos al barco, levad anclas, que no sepan que hemos sido nosotros los gamberros!
"Ji, ji, ji"  escuchó San Pedro a lo lejos cuando se asomó a la puerta a ver quién llamaba.

FIN

"In memoriam" de Juan Muñoz.